sábado, 31 de enero de 2015

Jardines verticales

Mi buena amiga pronto va a ser mamá. Es una gran mujer y será la mejor, porque si de algo estoy segura es de que va a ser una madre ejemplar. Ha nacido para ello. Es generosa como pocas, justa, noble, buena... todo lo que diga de ella es poco.

Es uno de sus mayores anhelos, y pronto tendrá un precioso bebé entre sus brazos, y lo acunará dulcemente, meciéndole, cantándole nanas, sonriéndole. La envidio, porque tiene tanto amor que ofrecer... y además sabe Jardines verticales.

Ese niño nacerá entre algodones, porque la sonrisa de su madre es así, un algodón de azúcar. Y la imagino en una butaca, junto a la ventana, amamantando a su niño, y me reconforta esa imagen.
Y seré la tita Polen, y me encargaré de asalvajar al niño (porque a mi me encantaría que fuese un niño). Y le malcriaré a espaldas de su Enlace, y ella me regañará.

 En cuanto el niño se mantenga sólo en pie le compraré una guitarra, y le enseñaré a tocar el piano, y también le compraré una moto de estas de batería o mejor, un mini quad, y me lo llevaré a la playa para que corra a sus anchas. Pero mi buena amiga por mucho que proteste sabrá que cuidaré de su pequeño. Y que cuando su pequeño sea mayor, y yo una vieja verde, me lo llevaré de fiesta, y también a Jerez, porque el niño después de la experiencia con el quad pedirá una moto fijo. Y es que el niño de mi amiga va a ser más chulo que un ocho, más que su madre y su tita juntas, y eso es muy difícil de superar ;-P

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